A cincuenta años del 11 de septiembre de 1973, y a trescientos veinte del natalicio de Juan Wesley, como Seminario Metodista, queremos ofrendar a la memoria histórica y teológica de nuestra iglesia esta revista. Lo hacemos a conciencia de que es un tema que genera conflicto dentro de nuestras congregaciones, al igual que en nuestra sociedad, ante los episodios sucedidos, después de cincuenta años, todavía quedan heridas, fracciones y contradicciones. El rol del metodismo en toda América Latina en época de dictaduras cívico-militares marcó la dinámica de las iglesias nacionales en una respuesta solidaria y activa ante la lucha de los Derechos Humanos. La experiencia de Chile, en particular, recoge en este texto las reflexiones, acciones y programas, de una iglesia que se definió como profética en medio de dicho contexto. Dentro del contenido de esta revista estará el rostro de hermanos y pastores metodistas que estuvieron involucrados en experiencias de detención y tortura, como también, quienes se involucraron en la defensa de los Derechos Humanos y el acompañamiento pastoral en este escenario político. Recogeremos, también, las declaraciones públicas de la iglesia metodista en esa época.Las voces que contiene este texto son muy diversas. Hay artículos de personas que fueron parte activa en el contexto de dictadura y en el posterior proceso del regreso a la democracia, mientras que, hay nombres de personas jóvenes que también han querido reflexionar desde una mirada histórica y pastoral. Hemos recopilado documentos históricos, como son las reflexiones del obispo Isaías Gutiérrez, el obispo Raimundo Valenzuela y el rev. Dagoberto Ramírez, involucrados en la lucha y la defensa de la vida plena; los testimonios de hermanos laicos y pastores involucrados en diversos programas vinculados a Derechos Humanos; una lista de hermanos y pastores que vivieron experiencias de persecución y tortura, como también, la actualización del tema en el presente, como un asunto que no quedó en el pasado, sino que sigue siendo pertinente en los nuevos rostros del sufrimiento y el dolor humano. Desde una mirada evangélica, Jesús al declarar que “su reino no es de este mundo”; al decir Pablo en sus cartas que “la venida del Señor está cerca”; al anunciar Juan a las siete iglesias perseguidas el anuncio de “un cielo nuevo y una nueva tierra”, se estaba negando el orden establecido. Tanto Jesús, como Pablo, y las iglesias de Asia menor, están diciendo: ¡Roma no es eterna! Y nos anuncian a los cristianos de todos los tiempos, que hay una forma de vida diferente y un nuevo modelo de sociedad que se puede construir. Rev. Miguel Ulloa MoscosoDirector Seminario Metodista